A veces noto la espera. Siento cada segundo y cada movimiento con él. La distancia. Esa que se crea mientras grito. Pero tu no me quieres oír. No crees mis palabras así que no me escuchas. Y ahora es tarde. Un poco más. Y lloro aunque no tengo ningún nudo en la garganta. Sabía que esto pasaría. Es el patrón, te lo dije y respondiste no. Pero está pasando. Y tú no te das cuenta. O no quieres hacerlo. Nunca parece llegar mañana para el humano. Pero ahora es otro segundo tarde. Y mañana llega y todo lo que te hace sentir se va con él. Ahora gritas tú. Me reprochas; no te avisé. Pero si lo hice. Te agarré fuerte la camisa. "Jugabas, no lo decías en serio". Pero si lo hice. Lloras. Pides otra oportunidad. Ciclos, no quiero volver a empezar. "Alguna forma habrá de reparar esto, no es tan grave". Pero no la hay y para mi si lo es, te lo expliqué. Y ahora estamos otro segundo más lejos. Este no lo siento. Tú si. Has cometido el error. Pierdes.
Y yo también.
