7.31.2013

No muerde, engaña

Venenoso y ardiente cual canto de Sirena.
Necedad era su nombre
-persona que nadie fue capaz de domar,
lobo aullante disfrazado de libertad-,
avanza intrépido desbaratando sueños de mediocridad
(muerte le debía una partida que nunca supo ganar,
caminar incesante sin pasado ni piedad).

Mago astuto que vigila tus pensamientos cauteloso de nunca perderse en ellos, consiguió acercarse al olvido sin perecer -don maldito si sientes; gran proeza si razonas-, viviría por ti si tus alas no fueran de oro marchito. Incapaz de huir camina a tu lado, puedes sentir su presencia pero nunca te pertenecerá, olvídalo. Si te humilla no desesperes; volverá a sonreír. Seguramente no sepa callar tu verdad pero escuchará tu silencio y abandonarás -que te juzguen nunca supo tan mal-. Ante ti se arrodilla el paraíso complaciente aunque no su serpiente, oscura señal. Hoy es futuro, mañana noche agonizante, recuerdos envenenados transformados en dulzura si inteligencia hace gala de su ausencia. Locura llama a tu puerta, ha trepado por arboles de odio para llegar hasta ti, no tienes la llave, una lástima ¿verdad?. Si le abrazas se desvanecerá, quizá solo fue una larga pesadilla y nunca estuvo ahí, quizá si y la clave estaba dentro.

Para cuando te des cuenta ya será tarde: No muerde, engaña 
-normal, nadie sabe cuando tiene que salvarla-.

7.24.2013

Adiós Abril

Es tan típico comprimir todo lo que sentimos en un Noviembre, Enero o Julio que una vez me dije que nunca lo haría. Supongo que a todos nos llega el momento en el que tenemos que tragarnos nuestras palabras o, dicho de otro modo, rectificar –como los buenos sabios-. Y es que ahora, después de tanto, solo puedo llamarte Abril y decirte que hay un momento en el que todo termina. No voy a mentirme ni mentirte; sigo pensándote en cada renglón que escribo, en cada sueño que no termino pero el tiempo pasa y me he dado cuenta –quizá tarde, quizá demasiado pronto- que no hay nada que pueda arreglar este descosido que me hiciste a conciencia y sin prisa.
Ya no duele saberte lejos viviéndote sin mí ni pensar que ya no me escribes –porque, para ser sincera, nunca me preocupó si había otra en tu cama pero sí si la había en tus letras- y supongo que eso quiere decir algo. No que te olvidé porque se que nunca lo haré - ni quiero-, si no que a todo le llega su final y hoy estoy segura de poder ser sin ti.


Adiós Abril, un placer habernos conocido

7.23.2013

Cristales rotos

No era una pesadilla, aunque, según su parecer bien lo podría haber sido; por primera vez estaba él solo frente al espejo. Él y nadie más, nadie a quién juzgar, nadie a quién sacar defectos o virtudes, solo él.  Y, aunque le daba pavor la idea de mirarse, llegado el momento tuvo que hacerlo. Comenzó por sus manos, eras las de un monstruo se dijo, para mi eran perfectas, fuertes y duras pero algo delicadas a la vez, claro que yo no veía lo que él; lo que había detrás. Pensó en cuanta sangre habían derramado y, como respuesta, una punzada de culpabilidad recorrió su cuerpo. Pero ese sentimiento desapareció cuando, sin poder soportarlo más, desvió su mirada hacia su boca. Fría y despiadada daba voz a los pensamientos más crueles que su mente podía crear, su verdugo particular; podía destruir a quién quisiese en cuestión de segundos. Lo que nadie podía imaginar es cuan placer le daba aquello, se detuvo un segundo más de lo esperado regocijándose en aquel sentimiento cuando algo cambió; ¿Cómo había podido consentir terminar convertido en eso?. Y como respuesta inconsciente sus ojos cambiaron de dirección hacia su piel. La odiaba, lisa y perfecta, no había en ella rastro alguno de cicatrices que pudieran adivinar los golpes y heridas que un día la invadieron; culpables ausentes. Largo tiempo pasó frente a aquel espejo, torturándose. Sabía como terminar con aquello pero no se veía capaz de hacerlo, tenía miedo de lo que sus ojos pudieran reflejar, podía haber en ellos tantas cosas… ¿Y si se había equivocado de camino?, ¿Y si en realidad no era lo que el resto de su cuerpo condenaba? O si, ¿y si era todo aquello y más?, ¿Cuántos errores había cometido?, ¿Cuántas oportunidades había dejado pasar?, ¿Había cumplido con los designios que le marcaban su destino o se había equivocado en sus decisiones?. Inmerso en sus pensamientos, en sus miedos y fantasías el tiempo se hizo infinito, pero no él, que acabo consumiéndose.

7.03.2013

Seguro que no más que yo

Seria un mensaje tuyo diciendo "¿En 5 min en el parque?" lo que me salvaría el día. Ese parque en el que hablábamos de ser inmortales y jugábamos a ser Dios; parece que él no estaba de acuerdo porque hoy el parque está vacío y, a juzgar por su aspecto, te hecha de menos
...seguro que no más que yo.