Te
he visto seguirme pero no se por qué si ninguno jugamos ya a este
juego. Si el ajedrez quedó en tablas, los dos reyes han caído y las
reinas juegan a entender. A entender por qué no te llamo. Y les
grito los porqués, pero me ignoran, no me quieren escuchar, no les importa no ver.
Pero a mi si no creer y en esta partida no hay nada de eso. Así que
he huido, he levantado el vuelo y me he dirigido al Sol a ver si así se marchaba
el invierno. Pero cada día me congelo más. Supongo que es porque tu
eras el único que podía hacerme entrar en calor y sigues ahí,
frente al tablero, mirándome a los ojos, esperando a que mueva.