5.27.2016

rlr. 1.

Ayer por la noche le estaba gritando lo mucho que le amaba. Parecia una diosa en medio aquella discoteca, moviendo su copa con el dulce contoneo que solo ella podría darle, nada de bailar como una cualquiera, no, lo suyo es el juego, ella lo sabe y el resto, también. Se le nota a cada mirada, a cada pisada, una maga del ilusionismo, de las nubes en la tierra, de volar en su propia risa, como si pudiera transportarla a otro mundo de verdad. Como si el suelo solo fuera un pequeño handicap que nada tiene que ver con ella. Ni con él.

Pobre idiota, había caído de lleno y ni siquiera se había dado cuenta. Se había creído cada una de las palabras vacías que ella había pronunciado, conviertiendolas en su religión y rezando por algun verbo más; algún dogma que acatar, lo tenia en su pequeña red de irrealidad, yo lo sabía. Y ella, también. Era parte de ese juego en el que ella atrapaba a otros y se atrapaba a la vez a sí misma, sabiendose dueña de nada y bailandose el agua a sí misma.