Y de repente, no se como salir de esta con vida,
no se como coño ganar sin perder demasiado.
No, no puedo ganar, no puedo acertar,
hay demasiado que no debería estar ahí.
Demasiado.
Demasiado para poder ganar.
Hay veces que no podemos cambiar el final de una guerra; por muy distintos caminos que tomemos, la línea de meta siempre está en el mismo sitio y, esta vez, parece un acantilado, el mismo acantilado; el mismo jodido puto acantilado que tu creas porque eres mediocre, porque no sabrías que hacer con el premio, porque no lo quieres
o porque tienes miedo de ver que luego no hay nada.