por qué te sigo reconociendo en mis mañanas de domingo.
En mis resacas del mundo y de mi misma. Cuando hago recuento de errores y de risas y no me salen las cuentas. Cuando el vuelo de una golondrina es el cielo que más echo de menos.
Y el tabaco, y los Red Bull tirados por toda la casa.
Y la tristeza. Y las lágrimas.
Y escribir.
Y sentirme segura en mis palabras porque esta casa nunca lo fue, ni mis manos ni la vida. Y sentir el calor por un segundo que pasa a ser eterno cuando lo plasmo en un papel.
Y amar de nuevo.
Y sonreír al notarlo dentro, porque al fin y al cabo no estoy tan muerta ¿no?.
Y echo de menos las resacas de gritos, el escupir mis demonios destrozando a alguien por el camino.
Porque en un papel todo parece más excusable, más lejano, más irreal, más de otro y no tengo que arrepentirme ni disculparme por lo que me he convertido.
Ni por las lágrimas que no se ven.
Y porque puedo matarme tantas veces como quiera en mi vuelo eterno en busca del calor del Sol.
.Aunque hay algo que no puedo hacer y es mirarte a los ojos con mi "mirada vacía" y pensar que un día te amé y 23 me doliste.
"Y sentir el vacío de estas palabras.
Y enumerar las mentiras. Y sonreír. Cuatro."